jueves, 19 de marzo de 2020

Yo Me Quedo En Casa: Día 5

Madrid, 18 de Marzo de 2020


La gente se cruza como planetas en órbitas paralelas y hace cola frente a las farmacias guardando una distancia de aviones en el cielo.  “Prohibido tocarse” se lee en sus ojos de agujero negro, en sus miradas efímeras  como estrellas fugaces.  Ánimas solitarias, cometas errantes por un universo vacío, vagan de la casa al supermercado y del supermercado a la casa en un rutina nueva sorprendentemente ejecutada ya con precisión de ley astrofísica. El silencio lo va corrompiendo todo, como el agua en un barco que se hunde. La soledad claustrofóbica de la calle, el abrazo de plaza pública de los balcones. La sensación de ilegalidad sobre las aceras, de buen ciudadano en los hogares.








Ayer tuve que salir por la tarde y aventurarme unas calles más allá de los confines de la galaxia de mi barrio. Fue sólo media hora. Cenicienta no tenía zapatos para más. Calles desiertas en un dramatismo de profecía bíblica. Y los parques. Esos parques infantiles precintados. Sin nietos ni abuelos. Sin risas. Sin llantos. Inertes como un planeta helado. ¿Dónde jugarán los niños?


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