sábado, 9 de febrero de 2013

El Desnu

Solía cortarse el pelo al uno una vez al año para dejar luego que creciese libre, como su espíritu y su pensamiento, durante doce meses. A veces llevaba gorra, siempre barba y sonrisa. Su librería-papelería estaba situada al  fondo a la izquierda de una minúscula galería de la calle Jerez, cajón de sastre en que el olor a desorden y humedad se mezclaba con ese aroma a tinta y papel nuevo que exhalan los periódicos por la mañana. Una pequeña mesa plegable en la puerta hacía las veces de improvisado aunque perenne mostrador. Siempre había alguien de paso que se paraba a conversar.


Su padre, Francisco, de vez en cuando acudía a echarle una mano y al mío, emigrante de otro mundo en fase de comprender su nuevo hábitat, le fascinaba escuchar las historias de hambre y guerra que contaba aquel señor de mirada serena al que yo recuerdo, no sé si por deformación del tiempo, oliendo romero y otras hierbas silvestres recién cortadas.

Le gustaba jugar con la particular disposición de sus dientes haciendo silbar las eses finales, como cuando te daba el resultado de tu cuenta – 25, 70, 235…pesetas – rematado invariablemente por la muletilla “dólaresssssss”. A los niños nos encantaba bajar a su tienda, aunque sólo fuera a por el periódico de los mayores, porque en esos años de postfranquismo de adultos todavía tan autoritarios y rígidos, él nos trataba con amabilidad y nos despedía siempre con un puñado de caramelos de cubalibre por más que sólo te llevaras un boli bic de dos duros: “son 10 dólaressss…pero niño espérate, no te vayas tan corriendo, toma unos caramelitos pal camino”. Y tenía la curiosa costumbre de apuntar en una libreta la dirección postal de todas las mujeres que pasaban por la tienda para enviarles una tarjeta por navidad sin esperar nada cambio.


El tiempo pasó, yo me fui a vivir fuera y este maestro que - si no me equivoco - nunca ejerció, dejó el centro para instalar su papelería en un barrio periférico, justo en frente del único instituto de Formación Profesional que hay en Ronda. Nunca volví a coincidir con él salvo un breve pero entrañable encuentro en la recepción del Hotel Reina Victoria de Ronda, hace un par de años, en que yo iba con mucha prisa – trabajo, Goyesca – pero en que le dio tiempo a preguntarme por la familia, contarme que su padre había fallecido hacía algunos años y dejarme fotocopiado un artículo elogiando su figura que él mismo había escrito para un periódico local.

Hace unos días, su nombre saltó a los medios nacionales porque había decidido ceder desinteresadamente a una familia rondeña desahuciada el inmueble, ahora vacío desde su modesta prejubilación, donde estaba situada la librería. En estos tiempos de corrupciones y pérdidas tan preocupantes de referencias, actitudes como la suya sin duda que nos vuelven a reconciliar con el ser humano.

Antonio el "Desnu" con uno de los integrantes de la familia desahuciada a quien ha cedido su local
Antonio Jiménez, conocido por todos como el Desnu desde que en su dura  infancia alguien decidiera llamarlo así por su figura frágil y desnutrida, entendió desde muy pronto que a veces es más importante llenar  el alma que el estómago; aunque esto lo debieron ignorar quienes así lo apodaron porque si no quizá, en vez de como Antonio el Desnu, habría pasado a la posteridad como Antonio el Gordo (de espíritu).


*Programa Gente de TVE en cuyo minuto 42 empieza el reportaje que le hicieron a Antonio el "Desnu" por su admirable gesto.

10 comentarios:

  1. Bonita entrada. Ha pasado tiempo, pero no has perdido práctica, es más, te superas cada día.
    Me has echo recordar ese sabor agridulce-cola del caramelo. Qué tiempos! La verdad que a veces se añoran.
    Buen corazón tiene, en estos tiempos, falta hace.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Puri por subirte al balcón y dejar aquí un comentario. Ya sabes que siempre dije que los mensajes son para mí una parte importantísima del blog y me encanta que la gente participe y leer sus impresiones. Tenía ganas de reencuentro ;-) Bienvenida!!!

      Eliminar
  2. Enhorabuena Ramiro por tu post! Los Desnudos de Juan Ramón Jiménez, nunca más oportunos!!! Una alegría poder volver a asomarme a tu balcón. Me quedo (e identifico) con tu "perfil": Ella me preguntaba de cosas ignoradas y yo le respondía de cosas imposibles...
    bs

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué sorpresa Teresa!!! Una alegría y todo un honor que hayas decidido subirte al balcón...habrá que tratar de afinar mucho la pluma para que no te bajes ;-) Juan Ramón, siempre tan lírico, hay que volver a él de vez en cuando...Me alegro del reencuentro. Bienvenida y gracias!!!!

      Eliminar
  3. Saludos Ramiro Curá y familia.Ayer domingo en el entierro del anciano y buena persona Manuel Ordoñez Ruíz abuelo de Auxi-Abutita Ordoñez y tío de nuestro amigo Javier Ordoñez,Javier me comentó del Artículo escrito por tí Balconeando:El Desnu me la manda por internet.GRACIAS por tu artículo-frases-afecto y amistad.Un abrazo para tí y tu familia desde la monumental RONDA. Antonio Jiménez.Desnu. El Artículo lo he puesto en mi Facebook,Twitter e Internet.

    ResponderEliminar
  4. Querido Antonio, un verdadero placer, honor el que te asomes a este balcón y dejes un mensaje en este lugar.

    Me comentó Javier del encuentro.

    Hacen falta muchas personas como tú en este mundo...

    Gracias por el ejemplo y por tantos recuerdos de infancia...

    Un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
  5. Una satisfacción leer un homenaje así hacia Antonio, Ramiro, parece fácil decir tanto en tan pocas líneas. Me ha encantado.

    ResponderEliminar
  6. Me ha encantado tu descripción. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  7. Me ha encantado tu descripción. Enhorabuena.

    ResponderEliminar
  8. Magnífica descripción de nuestro querido Desnu, sin duda un ser humano extraordinario de quien siempre todos hemos aprendido el valor del altruismo...auténtico, siempre fiel a sus valores ideológicos, de espíritu libre.

    ResponderEliminar