sábado, 19 de octubre de 2019

Alicia Alonso


Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana. Paseo del Prado (José Martí)

Noviembre de 2008


Andaba ya más cerca de los 90 que de los 80. El cutis blanco, casi transparente, perfectamente hidratado. Etérea. Vaporosa. Pañuelo en la cabeza disimulando un cabello presumiblemente escaso.

Se cumplían 65 años del estreno de Giselle y ahí estaba su partenaire ruso de aquel entonces y las estrellas mundiales de la danza actual venidas de Londres y Nueva York para homenajearla.


No diría que subió al escenario porque el escenario parecía ir atado a sus pies desde que cruzó la puerta del teatro. Cosas de divas. Luego, casi ciega, guiada por el instinto, como en una coreografía mil veces ensayada, sobrevoló el patio de butacas con la delicadeza de una medusa en un mar en calma. Sus brazos, largos tentáculos envenenados de arte. Y al llegar a su palco en medio de la emocionante ovación de su público, tuve la excitante certeza de que hay mujeres que saben volar. Alicia Alonso. D.E.P.

Esta foto - de mala calidad -  la tomé en La Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana en aquel homenaje



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