No
se corta el humo en el ambiente, ni el local es un antro ni el pianista un
perdedor, sino un tipo del Sur de sonrisa amplia de Bahía de Cádiz y melena de
estela de vaporcito del Puerto.
Su
lugarteniente exhibe una ambigua mueca de tristeza alegre y se abraza al
contrabajo como a la vida. Esbelto, enjuto, con su figura a medio camino entre
Rodin y Giacometti.
Más
allá, camuflado tras su instrumento, el batería. Sabedor de su papel
imprescindible pero secundario y de que sus golpes sobre los platos deben tener la sutileza de
una confidencia.
Chano Domínguez (piano), Javier Colina (contrabajo), Guillermo McGill (Batería). Café Central, Madrid, |
El
panista viene de Seattle y se disculpa por no haber tenido tiempo de ensayar.
No hace falta. Se conocen de tantos años y escenarios juntos que la improvisación que aparentan camufla una
compenetración muy pulida y trabajada.
Su
repertorio navega del Guadalquivir a Nueva Orleans pasando por el Caribe. Cantes
de ida y vuelta que se prenden al alma para no marcharse.
Fuera,
tras las vidrieras, el frío y la lluvia. Y los árboles sometidos por el viento en
una danza sincopada e insonora de cristal de aeropuerto. Dentro, los tonos
cálidos y la quietud expectante. En frente mía, un economista que lo dejó todo
en la capital para montarse un paraíso en forma de hotel rural en Cáceres.
A mi derecha, ella. Inquietante,
misteriosa, irresistible. Y a mi espalda, casi rozándome, el pianista. Me vuelvo y no consigo ver sus manos. No importa. En los ojos de ella, con su brillo de teclas, sus dedos saltan de pupila a pupila. Y la escena toma tintes de irrealidad. Y sus
iris son dos bafles oscuros de donde brotan los acordes. Y sus piernas infinitas, una tentación de alabastro. Y su vestido, el telón de un escenario a punto de abrirse. Y sus labios, una partitura en clave de sol. Y yo ya no sé dónde acaba
la música y dónde empieza ella. Ni qué pasará un minuto después, cuando el
piano deje de soñar y ella, con un poco de suerte, me descubra…
...Me estaba imaginando las escenas que describes,en "blanco y negro",no se por qué...
ResponderEliminarTe ha faltado decir aquella célebre frase de:"Tócala,Sam,tócala otra vez"�� (Lo digo con humor sano y respeto☺)
Enhorabuena,muy bien narrado y descrito...pregunta desde el respeto:¿Has publicado en papel,o te han publicado algo alguna vez,por casualidad?(Si prefieres no responder aquí,lo respeto,no te preocupes).Gracias☺
Enhorabuena por lo que has escrito!
ResponderEliminarMuy bonito relato ☺
Cuando te descubra.....muere
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