Sala
García Lorca del Gran Teatro de La Habana. Paseo del Prado (José Martí)
Noviembre
de 2008
Andaba
ya más cerca de los 90 que de los 80. El cutis blanco, casi transparente,
perfectamente hidratado. Etérea. Vaporosa. Pañuelo en la cabeza disimulando un cabello
presumiblemente escaso.
Se
cumplían 65 años del estreno de Giselle y ahí estaba su partenaire ruso de
aquel entonces y las estrellas mundiales de la danza actual venidas de Londres
y Nueva York para homenajearla.
No
diría que subió al escenario porque el escenario parecía ir atado a sus pies
desde que cruzó la puerta del teatro. Cosas de divas. Luego, casi ciega, guiada
por el instinto, como en una coreografía mil veces ensayada, sobrevoló el patio
de butacas con la delicadeza de una medusa en un mar en calma. Sus brazos,
largos tentáculos envenenados de arte. Y al llegar a su palco en medio de la
emocionante ovación de su público, tuve la excitante certeza de que hay mujeres
que saben volar. Alicia Alonso. D.E.P.
Esta foto - de mala calidad - la tomé en La Sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana en aquel homenaje |