Un Balcón es un lugar privilegiado desde donde mirar al mundo. Por delante de cada uno de ellos pasa la vida. Te invito a subirte al mío a contemplarla, conversar o, simplemente, hacernos compañía. Pasa sin llamar. La puerta está abierta.
Un
coño rodeado de carne. Un objeto con agujeros donde meterla. Una falda que
irremediablemente nos provoca. Unos tacones que piden guerra. Un ejemplar del
“sexo débil” que no debe regresar tarde a casa, que no debe andar sola, que no
debe beber “como un hombre” y bajar la guardia.
Es
no, ¿no?
Lo
que se esconde detrás de su no, de sus ojos desorbitados, de su cuerpo
paralizado por el miedo, de sus pulsaciones aceleradas.
No
es no
Con
su rotundidad, su carencia de ambigüedad, su convicción, su certeza, su
hartazgo, su petición. Así, sin comas, sin aditivos ni necesidad de explicaciones,
con las palabras en ese orden,sin
propiedad conmutativa que valga. Que ya está bien de tanto disléxico de la
razón y del sentido común; disléxicos de los actos - a ver cuando aprenden que
“suicidarse” va antes de “matarla” y que no admite intercambio cronológico-; y disléxicos
de las leyes, esas que anteponenpatriarcado y machismo delante de igualdad ylibertad.
Este
descenso de las escaleras a lo Gloria Swanson, a lo Sunset Boulevard, a lo Crepúsculo
De Los Dioses que nos ha brindado Cristina Cifuentes, no es más que la
constatación de que la RAE podía ir incorporando ya, sin falta, Política como
sinónimo de Corrupción y como antítesis de Ética en nuestro diccionario. Y en
esto sí que los catalanes, muy a pesar de los separatistas, son equiparables al
resto de españoles; porque si hay algo que está distribuido con bastante
equidad entre todas nuestras regiones esto es la corrupción.
Dicho
esto, la dimisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que parece tener
mucho de vendetta política interna, yo la sintetizaría en tres (irónicas) reflexiones:
.1. A Al Capone no pudieron probarle nada sobre sus negocios mafiosos
ni sus crímenes sangrientos y finalmente lo empapelaron por algo tan nimio,
comparado con todo ello, como era la evasión de impuestos.
2. El caso Cifuentes es la evidencia de que en España lo que está
penado no es robar sino no hacerlo a lo grande - véanse casos Urdangarín,
Bárcenas…- y sí como un currito cualquiera.Te enchironan por afanar dos chocolatinas en un hiper pero no por
desfalcar la Junta de Andalucía. Para la aristocracia de su partido, la
presidenta cometió el “pecado populista” y degradante de mangar como lo haría un
ciudadano de a pie de esos que cogen cada día el Metro para ir al tajo. Dejó
de ser uno de los suyos.
3. Viendo ese vídeo de Cristina – no confundir con La Kirchner…o sí –
en un frío y oscuro habitáculo de Eroski rescatado, como por arte de trilero,
de un siniestro cajón de las cloacas, me vino a la mente el soniquete de
aquella letrita flamenca que yo hubiera sugerido a Inda como Banda Sonora: “En
un cuartito los dos / veneno que tú tomaras / veneno tomaba yo.”
San
Fernando de Henares, domingo 4 de Febrero de 2018
¿Existen
los traumas colectivos? ¿Familiares? ¿Nos puede ayudar a superarlos la
experiencia de otro? ¿Necesitamos enfrentarnos a las personas o situaciones que
lo provocaron o es mejor alejarnos de ello?
¿Es
bueno pedir perdón con el tiempo a quien hicimos daño o debemos no hacerles
volver a pasar - recordar - por aquello?
No
hay una respuesta unívoca porque cada persona es diferente – “ cá cual es cá
cual y ca uno un caunar”, que diría un amigo mío – y procesa o necesita
procesar estas situaciones de una manera distinta.
Cierto
es que la escena del Teatro García Lorca de San Fernando de Henares es muy pequeña y
no cabía la maravillosa escenografía de dos plantas de este montaje pero eso no
quitó ni un ápice de intensidad a la obra.
Muy
bien los 5 actores, sobre todo la pareja formada por Malena Alterio y Juan Carlos Vellido – un matrimonio que ha perdido a un hijo de 4 años – sobre los
que cae el peso de la trama. Hay química entre ellos. Muy creíbles los pasos
continuos entre el drama y la comedia - me comenta Vellido que el autor, David Lindsay-Abaire, para que el drama fuera soportable, insistió mucho al director, David Serrano, en que las situaciones cómicas no fueran minimizadas y a fe que se respetó su deseo - y muy bien conseguidos los cambios de
escena con los cómicos salientes haciendo mutis en silencio sin
necesidad de apagar las luces mientras el "show" continúa. Esto contribuye de manera determinante al
ritmo de la obra que en ningúnmomento
se hace tediosa.
Juan Carlos Vellido y Malena Alterio
Cae
el telón y los actores son obligados a saludar varias veces. El patio
de butacas lleno con un espectador ilustre hoy: Héctor Alterio. Todo un lujo.
Los Universos Paralelos, un drama tratado desde la comedia sin por ello caer en la frivolidad.
¿Qué
mejor plan para un domingo de frío y lluvia? Próximas Representaciones: .15 Febrero, Medina del Campo .16 Febrero, Miranda de Ebro .17 Febrero, Palencia .20 Febrero, Soria .24 Febrero, Talavera de la Reina .2 Marzo, Guadalajara .3 Marzo, Alcobendas
Todas
las familias tienen algo que las hace únicas. Y todas tienenalgo que las iguala a las demás. Y esto,
lejos de ser negativo, puede ser un “consuelo”.
Gustavo
Salmerón buscaba material para su primer largo y un buen día descubrió que lo
tenía en casa. Su propia gente y, en concreto, su madre Julita que, con su
naturalidad innata, nos gana desde el primer momento.
Ella
soñaba con tener muchos hijos, con tener un mono y con tener un castillo. Todos
esos sueños los cumplió. Aunque luego no resultara como esperaba.
Julita
es un espejo en que reflejarnos. Sus contradicciones – odia a Franco por provocar
una guerra en la que sufrió mucho,pero
fue feliz siendo falangista y, aunque quiso ser monja, no cree en Dios…o tal
vez, en el fondo, sí -, su manera de envejecer – junto a un marido al que
quiere aunque se peleen, aunque ya “no la toque porque está gorda” -, su manera
de acumular cosas inservibles…
Julita
Salmerón
tuvo la sensibilidad de intuir ese diamante y filmó a su familia durante 15
años.
Una
buena idea, una cámara, la colaboración paciente de sus hermanos, el
contrapunto imprescindible de su padre y la impagable espontaneidad de Julita.
Hilarante,
deliciosa, magnética. El buen cine no es cuestión de medios, sino de ideas.
Las tardes de Julio en Tempio se hacían largas, monótonas, como una densa estación de tránsito entre la mañana y la caída del sol cuando preparábamos los trajes para salir a algún lugar a bailar.
Induráin imponía su ley sobre las montañas francesas y a nosotros nos gustaba bajar hasta el pueblo después de comer, a algún bar del centro, a sacar pecho entre la clientela local viendo cómo Miguelón volvía a imponerse por enésima vez sobre Chiapucchi y Bugno, lo ídolos nacionales.
Al acabar la etapa del Tour, retornábamos por la carretera desierta de sombras y tráfico en dirección al colegio que nos servía de residencia durante el festival.
Pero una tarde tediosa de triunfo y calor como otra cualquiera, algo extraordinario sucedió. Nos acercábamos a la escuela y, del otro lado del muro, una voz infantil dejaba escapar una melodía que poco a poco iba ganándole el pulso a las chicharras.
Cruzamos la puerta de entrada acelerados por una curiosidad de atracción fatal y, entonces, la magia apareció. Ahí, en el margen derecho del camino de tierra que daba acceso al colegio, en medio del pequeño bosque que lo rodeaba, a la sombra de unos árboles en la siesta sarda, unas niñas jugaban. Tal vez al elástico o a la lima o a la rayuela o a alguna versión local en una imagen que a mí se me antojó atemporal. Mientras ella seguía cantando.
What’s in your head, in your head…
Menuda, frágil, con un vestido vaporosamente infantil, ajeno a cualquier sensualidad. Las trenzas sobre los hombros y aquella voz a ratos enérgica, a ratos desgarrada, como poseída, que ahora se hacía rotundamente reconocible.
Zombie, zombie, zombie...
Las niñas continuaban saltando, indiferentes, como contagiadas por el tedio vespertino mientras yo asistía perplejo a aquel despliegue de voz que hoy hubiera triunfado en cualquier concurso televisivo en su versión kid.
Era Julio del 95’ y nunca más volví a verla ni a escucharla en el resto de días que duró el festival. Pero hoy, casi 23 años después, al leer la noticia de la muerte de cierta cantante irlandesa con nombre hispano, me acordé de aquella niña que hoy será una mujer. Me la imaginé viviendo lejos de su isla, tal vez en Roma o Milán. Y quise pensar que ayer, al ver la tele, un nudo de nostalgia se abrazaría a su garganta al rememorar aquellas tardes de verano de su infancia en las que, en su pueblo, jugando al elástico, ella soñaba con ser Dolores.