Cuando Cuéntame
comenzó a emitirse, allá por 2001, éramos un país aparentemente próspero con unos
índices de desarrollo superiores a la media europea y orgullosos de una
transición a la democracia que era puesta de ejemplo y estudiada en las Universidades
más prestigiosas de Occidente. Las imágenes de la familia Alcántara y su
humilde barrio de San Genaro lleno de inmigrantes provincianos en medio de un
entorno gris, austero, de recato y sumisión al poder establecido y a la Iglesia,
se nos antojaban superadas en el tiempo y el verlas nos hacía sentir bien con
nosotros mismos y con la evolución que el país, en tan “pocos años”, había experimentado. Seguramente que esa tarea de enfrentarnos cada jueves a una vieja
y marchita fotografía con nuestro rostro en que el peinado actual salía a todas luces
ganando con respecto al de aquella época, tuvo que ver en el éxito tan brutal
de la serie en sus inicios.
Pero hubo un momento en que el globo explotó, las
certidumbres saltaron por los aires y todo lo que creíamos sólido, se
desmoronó. La España actual firmó un pacto tácito con la del pasado y, como si
de dos países vecinos aislados durante años se tratase, decidieron construir un
túnel del tiempo que los volviese a unir. La España de Cuéntame, seguía cavando hacia el futuro, la actual, comenzó a
hacerlo con celeridad hacia el pasado: crisis, contratos precarios, recortes en
educación, privatización de la sanidad, retroceso en la ley del aborto,
enseñanza católica obligatoria… con la idea no declarada de juntarse en algún
punto intermedio de la historia.
El jueves pasado, viendo el último capítulo de la temporada
de este ya clásico de la televisión, escribí un comentario banal en una red
social sobre lo que le estaba sucediendo a uno de los personajes. Al momento me
contestó una amiga sorprendida de que la serie todavía siguiera en antena. Me
extrañó su respuesta así que decidí preguntarle que dónde se encontraba para no
saberlo: "En Colonia, esto es muy bonito y la gente es muy agradable pero no es Andalucía, no tapitas, no terrazas con amigos, no risas hasta las 3 de la madrugada... pero hemos venido a trabajar que es lo que no se puede en España... aunque sin el idioma no encuentras nada [ ] Ya vamos hablando algo. Estamos deseando volver y apenas hemos llegado... Pablo, como es médico, necesita el B 2 y yo para trabajar en Psicomotricidad infantil también... Es bastante complicado, pero se supone que en Octubre tenemos el B 2, no es tan fácil como antes [ ] Aquí hace mucho frío... los que podáis resistid... ¡mejor allí!".
Le deseé suerte y cerré el ordenador. Y mientras me lavaba los dientes antes de meterme en la cama, me asaltó la duda de si realmente habría estado hablando con mi amiga Carolina de Linares o tal vez con algún personaje de Cuéntame salido del túnel de tiempo...
Para Carolina y su chico por el futuro, por el regreso, por la valentía de hacer las maletas...por inspirarme este post.